miércoles, 30 de enero de 2008

El Druida



Hace muchos años leí por primera vez este libro: "El Druida" de Morgan Llywelyn. Debo decir que es por lejos de los mejores que he podido disfrutar en mi vida, principalmente por la emotividad que transmite, El Druida envuelve, atrapa y fascina llevándote de la sonrisa al borde de las lágrimas.

Esta Ucronía está ambientada en la Galia Celta en los tiempos en que Julio Cesar era gobernador y deseaba anexar Celtiberia al Imperio Romano. El protagonista de la historia es Ainvar un niño de la tribu Celta de los Carnutos, el cual es entrenado en la religión Druídica por Menua el Druida de la tribu y gran Druida de la orden.

En el transcurso de la historia Llywelyn narra las experiencias y aprendizaje del joven Ainvar en la cultura celta, la adoración y respeto a la naturaleza y los seres vivos. Junto a él uno se introduce en la magia, la pasión y la belleza de un pueblo amante de la vida que ve a la muerte como solo un paso espiritual.

Él aprende y también el lector sobre las costumbres, la religión y la forma de vida de este pueblo, se descubren conceptos como la "Fuente" y la "Norma", que es (de un modo simple) el Creador y las leyes que rigen a cada ser vivo.

Menua es su anciano mentor, un Druida lleno de sabiduría entregada por los años, quien lleva a Ainvar por los complejos caminos del saber, la magia y el conocimiento de si mismo en armonía con la Norma y la Fuente. El anciano es estricto, pero crea un vínculo estrecho con el joven quien termina siendo más cercano a un padre que a un maestro.



A medida que avanzan las páginas Ainvar crece y gana en sabiduría y conocimiento como aprendiz de Druida, siendo respetado por los suyos y se reencuentra con su gran rival de la infancia el Príncipe guerrero Vercingetórix, con quien son almas inseparables.

Se narra el viaje que vive junto a Vercingetórix a las tierras de la poderosa Roma que amenaza con apoderarse de todo el mundo, devorándolo con su cultura y comercio, en este lugar conocerán las costumbres y forma de vida de sus enemigos los romanos, comprendiendo que deben preservar a toda costa al pueblo Celta.

Al regresar Ainvar se convierte en el Jefe Druida de su tribu y debe asumir las responsabilidades que implican ser sacerdote, sabio, juez, filósofo, guía y curador.

Ainvar vive de forma intensa con cada persona que lo rodea, se narra de gran manera y con una profundidad que es sensible y humana las relaciones que tiene con todos: amigos, compañeros, guerreros y por sobre todo sus mujeres.



En la historia (contada desde el punto de vista Celta) se ve el avance a través de los años del Imperio Romano y de como el ambicioso Gobernador Julio Cesar lleva la guerra a la Galia con el fin de anexar estas tierras al imperio.

"Capto un aroma de algo en el viento... no puedo dormir pensando en el poder de Roma, lo siento crecer como algo vivo, como una enredadera que quiere estrangular al roble"


Esta amenaza motiva a Vercingetórix (apoyado y aconsejado por Ainvar) a hacer frente al poderío romano, para esto deben aliar y reunir a las tribus Celtas quienes comparten la misma cultura pero que han sido enemigas y rivales desde siempre.

Roma encabezadas por Cesar, engañan, presionan, atacan y dividen a las tribus Celtas, pero Ainvar y Vercingetórix los enfrentan y resisten viendo como lentamente todo lo que han vivido y a todos a quienes conocen se desvanecen en la guerra.

Al finalizar las páginas es imposible no terminar con un suspiro y quizás los más sensibles con una lágrima asomada. La fiereza de un pueblo guerrero y la simpleza de su vida inocente y en comunión con la naturaleza se transmiten en esta historia.

Un gran viaje a tiempos pasados donde el Druidismo enseña grandes lecciones sobre como vivir y comprender la vida y a todos los seres que nos rodean, el amor, la naturaleza, los sacrificios, la magia, el sexo, la amistad y la muerte.

La gran lección de este hermoso libro, es la vida.



"Llevaba muerto mucho tiempo.
Con un tremendo sobresalto se dio cuenta de que ya no lo estaba.

Además de la sensación crecientemente vivida de su yo, seguía siendo consciente de la tierna red de la que se estaba separando.

Desde su tejido, los seres a los que quería le tendían las manos, llamándole, buscando una comunión más.


- No me abandonéis! - les gritó -. Seguidme, encontradme!.


Tensándose a su alrededor, la existencia vibraba con los latidos de un corazón gigante. Fue expelido a la liviandad, cayó en lo desconocido.

Descendió más y más, trazando círculos.
Gradualmente empezó a recordar conceptos olvidados mucho tiempo atrás, tales como la dirección, la distancia y el tiempo.

Se concentró en ellos y descubrió que se estaba deslizando en espiral entre las estrellas. Las constelaciones florecían a su alrededor, como prados floridos.


Tendió las manos, ávido de la sensación súbitamente recordada del tacto..., y resbaló y se deslizó y acabó descansando en una cálida cámara iluminada por un tenue resplandor rojo.

Allí yació, soñando. Protegido y satisfecho, estaba protegido entre los mundos, flotando en mareas reguladas por los ritmos de un universo.

En ese tiempo de desarrollo examinó sus recuerdos para decidir con cuáles quedarse. Podía retener muy pocos y era difícil prever cuál le sería más necesario. No obstante, una orden silenciosa le instaba a recordar y recordar...


Flotó y soñó hasta que empezó el golpeteo. Sobresaltado, trató de resistirse, pero fue apresado, estrujado y, finalmente, arrojado a un lugar de superficies duras.

Una inundación ardiente penetró en sus fosas nasales y la boca abierta.

El niño utilizó ese primer aliento para expresar a gritos su afrenta."


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un gran libro sin duda. De los mejores que he leído también yo. Pero lo mejor, es la dedicatoria del libro ;)

Esteban Bruna dijo...

Aquí les dejo un link de donde pueden bajarlo... espero que les sea de utilidad :D

http://rs351.rapidshare.com/files/87818149/El_Druida_-_Morgan_Llywelyn.doc